¿Alguna vez has sentido que estás haciendo las cosas automáticamente en tu trabajo espiritual, y que éste en realidad no está alimentando tu alma de la manera en que solía hacerlo? Cuando las cosas comienzan a sentirse obsoletas o tu crecimiento parece estancado, es señal de que es momento para hacer un cambio. El cambio es una parte vital de nuestro camino espiritual. Estamos destinados a transformarnos continuamente, explorar nuevas áreas y superar viejas limitaciones.
He aquí tres consejos para reactivar tu conexión y avivar tu viaje espiritual:
1. Sal de tu comodidad y prueba algo nuevo.
A menudo, la gente piensa que el propósito de su vida aparece solo en los momentos en que se sienten bien, cuando las cosas fluyen y tienen éxito. Y si bien esos momentos son hermosos e importantes, no son el panorama completo. La verdad es que la magnitud del crecimiento, la Luz y las bendiciones que experimentamos en cualquier área de la vida está directamente relacionada con el esfuerzo que realizamos y cuánto nos impulsamos para salir de lo que es cómodo.
Tomemos como ejemplo el compartir. Sabemos que compartir es una acción inherentemente positiva, pero hay una diferencia entre compartir cuando nos parece fácil y compartir cuando representa un desafío para nosotros. Compartir se vuelve transformador cuando ayudamos a alguien con quien no nos llevamos bien o de maneras que son inconvenientes para nosotros. Puede resultar incómodo o contraintuitivo, pero es exactamente por eso que tiene el mayor potencial para cambiarnos.
El crecimiento no ocurre dentro de nuestra comodidad, sino fuera de ella. Ya sea que se trate de tu relación, tu empleo o cualquier búsqueda significativa, no se trata solo de presentarse, se trata de cuán profundamente te estás esforzando para salir de lo que es conocido. Es en los momentos de incomodidad, desafío e incluso incertidumbre donde comenzamos a descubrir quiénes estamos destinados a ser realmente.
Haz algo nuevo hoy que no hiciste ayer. O haz algo diferente. Desafíate a ti mismo. Dedicarnos a descubrir cosas nuevas evita que nuestros caminos espirituales se vuelvan obsoletos y nos ayuda a aprovechar nuestro potencial ilimitado.
2. Acepta la dificultad como una señal de que estás progresando.
Algunos días nos sentimos sumamente inspirados, creativos y motivados, pero luego la vida nos arroja una dificultad. Recibimos una llamada telefónica molesta, se corta la electricidad o nos quedamos estancados en un tráfico inesperado. De pronto, nos encontramos alterados, distraídos y fuera de sintonía. Pero estas interrupciones en realidad no son obstáculos en nuestro camino espiritual. De hecho, son una parte hermosa y necesaria del viaje.
El Universo no necesita que sigamos el mismo sendero que todos los demás. Cada uno de nosotros está aquí para crear su camino personal y único. Tu Luz especial se revela al forjar un nuevo camino a través de tus acciones, palabras y decisiones. Cuando estás forjando un nuevo camino, es normal que las cosas sean difíciles a veces. Estás recorriendo un camino inexplorado y eso es lo que lo hace significativo.
No necesitamos tener todas las respuestas o entender exactamente por qué estamos pasando por algo para que sea transformador. El poder está en entregarse a la experiencia misma. La presencia de dificultades es a menudo la mayor señal de que estás teniendo un avance auténtico. Nadie ha hecho algo trascendental sin ningún tipo de resistencia. La próxima vez que la vida se sienta incómoda o frustrante, recuerda que este es un llamado del Universo para avanzar a tu siguiente nivel. Acepta ese llamado y sigue adelante con certeza.
3. Sal a la batalla contra tu ego a fin de hacer espacio para las bendiciones.
Muchas personas recurren a la espiritualidad en busca de calma y claridad. Y si bien no hay nada de malo en ese objetivo, la verdad más profunda es que la espiritualidad no se trata solo de sentirse en paz. Se trata de hacer el trabajo interno que nos transforma. Una parte clave de ese trabajo es luchar contra nuestro ego todos los días.
Ir a la guerra contra nuestro ego significa luchar contra nuestros impulsos egoístas, elegir el crecimiento en vez de la comodidad y rechazar las partes de nosotros que quieren permanecer pequeñas o reactivas. Nuestro ego quiere que siempre estemos cómodos, que nunca nos desafíen ni nos presionen de maneras significativas. Pero cuando alimentamos el ego, dejamos de crecer; y así nuestro trabajo espiritual pierde su impulso.
Pregúntate: “¿Cómo voy a elegir proactivamente luchar contra mi individualismo y mi ego el día de hoy?”. Cuando hacemos esto de forma constante e intencionada, hacemos espacio para que la Luz, la inspiración y la abundancia entren en nuestra vida.
Sentirse incómodo, enfrentar luchas y librar una batalla interna pueden sonar como cosas negativas que queremos evitar. Pero en realidad, no solo son inevitables, sino que son partes esenciales y bellas de nuestro viaje espiritual. Cuando acogemos la incomodidad y afrontamos la dificultad, abrimos la puerta a la transformación. Es así como creamos la sensación de novedad que mantiene nuestro camino espiritual vivo y próspero, que nos impulsa hacia un crecimiento, plenitud y bendiciones cada vez mayores.
