Se dice que el Apter Rebbe, Rav Avraham Yehoshúa Heshel de Apta, realizó todo un viaje para ver a la hermana del difunto Rav Shmelke de Nikolsburg debido a que quería escuchar una historia sobre el gran kabbalista.
Esta es la historia que ella le contó:
“Él quería escuchar una historia sobre el gran kabbalista”.
“Mi hermano estudiaba, oraba y meditaba todo el día y toda la noche, y nunca dormía en su cama. Una vez, mientras estudiaba a mitad de la noche, se cansó mucho y cuando se estaba quedando dormido, la vela que estaba usando se apagó. Se despertó media hora después, más o menos a las dos o tres de la madrugada, y se molestó mucho cuando vio que la vela se había apagado porque sin luz no podía estudiar. Buscó a su alrededor y no consiguió fuego ni ninguna otra manera de encender nuevamente la vela. Vivía en el ático de la casa en ese tiempo, en el tercer o cuarto piso. Se enojó tanto que tomó la vela y subió al techo para bajar de algún modo y conseguir a alguien que le encendiera la vela.
Al ir al techo, antes de siquiera comenzar a bajar, un hombre se acercó con una vela. Sin embargo, el hombre estaba a nivel de la calle y, de alguna manera, había logrado alzar su mano hasta el techo y encender la vela. Después de encender la vela, Rav Shmelke de Nikolsburg regresó y siguió estudiando. Comenzó a analizar lo que había acabado de ocurrir, y se dio cuenta de que el techo estaba muy por encima del piso de la calle; no tenía sentido que el hombre que estaba en la calle hubiese podido encender su vela. Comenzó a pensar: ‘¿Quién era ese hombre? ¿De dónde vino?’. De verdad le incomodaba esto, así que le pidió al Creador que le revelara qué había ocurrido, desde el mundo superior.
Desde el Cielo le explicaron que cuando la vela de Rav Shmelke de Nikolsburg se apagó, hubo un gran alboroto en los Mundos Superiores porque en ese momento dejó de estudiar, orar y meditar, y los Mundos Superiores necesitaban su Luz, la Luz de su oración y estudio. Así pues, vieron que necesitaban hacer algo para ayudarlo a encender su vela, por eso enviaron al Profeta Eliyahu para que lo hiciera. Cuando Rav Shmelke de Nikolsburg escuchó esto, comenzó a llorar y por meses sufrió e hizo teshuvá porque se sintió muy mal por el inconveniente causado al Profeta Eliyahu cuando fue a encender su vela”.
“¡Imaginen cuántas cosas tenemos por corregir nosotros!”.
Cuando la hermana de Rav Shmelke de Nikolsburg terminó de contar la historia, el Apter Rebbe se levantó y comenzó a gritar a la gente que lo rodeaba: “Este gran kabbalista, Rav Shmelke de Nikolsburg, pensó que era un pecado de su parte que el Cielo enviara al Profeta Eliyahu para que continuara estudiando, por eso decidió hacer teshuvá por el inconveniente ocasionado al Profeta Eliyahu. De sus acciones piadosas tenemos que darnos cuenta de que si esto era un pecado que él creía que debía corregir, ¡imaginen cuántas cosas tenemos por corregir nosotros!”.
Espero que esta historia despierte en nosotros el entendimiento de que ninguno de nosotros aprecia verdaderamente cuánto tenemos por corregir. Y especialmente, como estamos en el mes de Elul, el mes en el que hacemos teshuvá y correcciones, ¿cómo podemos despertar esta apreciación de cuán lejos estamos de terminar de corregir y, por ende, motivarnos a corregir y cambiar?
En realidad, es simple. Si una persona hizo corrección, eso significa que está continuamente inspirada y llena de alegría y de lo que los kabbalistas llaman jiyut, o vida. Por lo tanto, cualquier momento en el que no nos sintamos profundamente emocionados, conectados y con “vida”, es un indicador claro del nivel de lo que aún tenemos por corregir. Debido a que cuando una persona hizo corrección, vive su vida al 100 % de inspiración y plenitud.
Así pues, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué porcentaje de mi día, semana o mes no está lleno de total emoción, inspiración y jiyut? Si somos sinceros con nosotros mismos al responder, quizá nos demos cuenta de que solo durante unos momentos del día nos sentimos inspirados al máximo nivel. ¿Por qué nos sentimos tristes? ¿Por qué nos sentimos desmotivados? ¿Por qué nos sentimos deprimidos? Porque el peso de nuestra negatividad sin corregir ha hecho descender nuestra alma hasta lo que los kabbalistas llaman “las profundidades del Lado Negativo”.
O bien nuestra alma está completamente corregida y, en consecuencia, conectada (infinita sensación de inspiración, de jiyut o fuerza de vida), o bien tenemos un porcentaje de nuestro día o semana que no está lleno de emoción, inspiración y sentido de conexión con la Luz del Creador. Esto último es un indicador, tal y como dicen los kabbalistas, de que nuestra alma está siendo atraída a las profundidades del Lado Negativo.
“Si una persona hizo corrección, eso significa que está continuamente inspirada y llena de alegría y de lo que los kabbalistas llaman jiyut, o vida”.
Cuando pensamos en corrección, sí, pensamos en cosas negativas específicas que debemos corregir y qué es importante hacer, pero es más que eso; es entender cómo luce una vida corregida. Y el modo de entender cuán lejos estamos de esa vida está en ver cuánto porcentaje de nuestro día en realidad está lleno de inspiración y jiyut.
Y luego, cuando verdaderamente pasamos por el proceso de teshuvá, y esto es algo que me parece una hermosa enseñanza, es que se dice que lo que hacemos es crear alas para nuestra alma, alas que pueden sacarnos de las profundidades de la negatividad. Por eso, si una persona está haciendo el proceso de teshuvá correctamente, significa que cada día del mes de Elul se siente más emocionada y tiene más fuerza de vida que el día anterior porque crea estas alas para su alma a fin de alejarse del peso del Lado Negativo.
En el Libro de Salmos, Tehilim, capítulo 55, el Rey David explica lo que sentimos cuando no hemos hecho corrección: “Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror”. Y luego el Rey David nos dice lo que cada uno de nosotros debe pedir al iniciar el proceso de teshuvá: “¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo, encontrar paz!”.
Cualquier miedo o tipo de angustia que sentimos en cada día tiene solo una causa: aún no hemos hecho corrección. Entonces, cuando pasamos por el proceso de corrección, merecemos, tal y como dice el Rey David, crear alas como las de una paloma. Podremos volar y salir de las profundidades negativas, conectarnos con la Luz del Creador, encontrar tanto paz como un lugar de reposo adecuado para nuestra alma. Es algo hermoso y poderoso que podemos pedir mientras hacemos teshuvá en el mes de Elul.
Este artículo fue publicado originalmente en 2018.