De acuerdo con la tradición kabbalística, este Rosh Jódesh o Luna Nueva no solo marca el inicio del mes de Libra, sino también el comienzo espiritual del año. Es un portal energético que influirá en los próximos doce meses, por eso es esencial observar cómo está el cielo en este momento.
La Luna Nueva que da inicio al mes se da con el Sol aún en Virgo, y la conjunción entre el Sol y la Luna también sucede en ese signo. Por ello, aunque el ciclo lunar ya está marcando el inicio de Libra, energéticamente el mes comienza con un fuerte tono virginiano, que se mezcla con la energía de Libra como un velo que la recubre.
Esto significa que la energía del mes de Libra estará teñida por las cualidades de Virgo: orden, discernimiento, necesidad de ajustar y limpiar, pero también la tendencia a la crítica, al perfeccionismo y al control. El Nodo Sur también se encuentra en Virgo, y desde la mirada espiritual representa una zona de caída: patrones que debemos dejar atrás para crecer. Por eso este inicio nos invita a observar cómo usamos la mente: si está a nuestro servicio o si nos esclaviza.
La primera parte del mes tiene mucha energía de tierra, ideal para limpiar, ordenar y cerrar ciclos. Pero a medida que avanzan los días, esa energía firme comienza a diluirse: el cielo se llena de aire y agua, lo que puede generar dispersión o emociones intensas si no sembramos claridad desde el principio.
En paralelo, Júpiter en Cáncer ofrece contención emocional y nos recuerda que también necesitamos suavidad, cuidado y conexión emocional. Es el contrapeso perfecto a la frialdad mental que a veces Virgo puede traer.
El 22 de septiembre, Marte entra en Escorpio, trayendo una ola de intensidad emocional. El 6 de octubre, Mercurio también entra en Escorpio, favoreciendo conversaciones profundas. Y el 13 de octubre, Venus entra en Libra, suavizando el ambiente y trayendo armonía a los vínculos.
La Luna Nueva que abre este nuevo ciclo no llega sola: viene acompañada de un eclipse solar. En este fenómeno astronómico y espiritual, la Luna se posiciona entre la Tierra y el Sol, bloqueando su luz de manera momentánea. Desde la astrología y la Kabbalah, esto representa un velo temporal de la conciencia: un instante en el que lo racional y externo se eclipsa para permitir que surjan percepciones más profundas.
Durante un eclipse, se intensifican los procesos internos. Es como si el universo bajara el volumen del mundo exterior para que podamos escuchar el susurro del alma. Este eclipse, al ocurrir en Virgo, activa la revisión de patrones de control, juicio y exigencia, dándonos la oportunidad de soltar lo que no queremos llevar al nuevo año kabbalístico. Es un momento sagrado para observar y depurar, para sembrar desde un lugar más honesto y presente. La claridad no vendrá del pensamiento acelerado, sino del silencio, la humildad y la disposición a mirar lo que normalmente evitamos.
Este es un mes para soltar exigencias innecesarias, para ordenarte por dentro sin endurecerte, y para relacionarte desde un lugar más justo, auténtico y consciente. Aunque no sepas de astrología, lo vas a sentir: este nuevo año espiritual empieza con una lección muy clara… la armonía no es perfección, es presencia y equilibrio real.