La Luna Nueva en Leo marca el inicio de un mes profundamente masculino, con una gran concentración de planetas en signos de fuego (cinco planetas). Hay una marcada ausencia de agua y tierra, lo que indica un ciclo dominado por la voluntad, la creatividad, el impulso individual y la necesidad de protagonismo, pero con poco anclaje emocional y escasa conexión con la realidad práctica.
El Sol y la Luna en Leo iluminan la necesidad de reconocernos como protagonistas de nuestra historia. Leo busca brillar, crear, liderar desde el corazón y expresar su autenticidad. Sin embargo, esta Luna Nueva se encuentra en oposición a Plutón en Acuario, lo cual revela una tensión potente entre el deseo de expresarnos libremente y la presión de transformaciones colectivas más grandes que nosotros. La pregunta clave aquí es: ¿cómo puedo sostener mi verdad individual sin perder de vista el bien común?
Mercurio en Leo, en fase retrógrada del 18 de julio al 11 de agosto, nos invita a revisar cómo nos comunicamos, especialmente en contextos donde buscamos validación. Es tiempo de reevaluar las narrativas personales, detectar dramas innecesarios y preguntarnos si nuestras palabras construyen o simplemente buscan aplausos.
Un gran alivio emocional llega el 1 de agosto, cuando Venus entra en Cáncer y se une, en armonía, a Júpiter que ya se encuentra allí. Ambos son conocidos como “los planetas benévolos”, debido a que representan el amor, la expansión, la generosidad y la belleza. Su encuentro en el signo de Cáncer —un signo que representa el hogar, las emociones profundas y el cuidado— crea un clima propicio para sanar vínculos, nutrir relaciones importantes y reconectar con lo que de verdad nos hace sentir seguros y amados. Es un momento ideal para abrir el corazón y suavizar la dureza del mes.
Marte, planeta de la acción, pasa de Virgo a Libra el 6 de agosto. Dejamos de actuar con precisión y crítica, y comenzamos a buscar armonía en nuestras acciones. Marte en Libra puede dudar, evitar el conflicto o ceder demasiado por agradar. En un mes con tanto fuego, este tránsito puede representar el reto de equilibrar el deseo personal con la necesidad de consenso.
Saturno en Aries (retrógrado), Júpiter en Cáncer, Urano en Géminis, Neptuno en Aries y Plutón en Acuario componen un paisaje celeste dinámico, en plena reconfiguración. Un trígono armonioso entre Urano y Plutón abre la puerta a cambios estructurales inesperados, especialmente a nivel de ideas, tecnología y conciencia colectiva. Pero la oposición de Plutón a la Luna Nueva sugiere que estos cambios no llegarán sin cierta resistencia interna o rupturas con patrones antiguos.
Con el Nodo Sur en Virgo y el Nodo Norte en Piscis, el aprendizaje del mes es trascender la necesidad de control, juicio o perfección, y abrirnos a la fe, la inspiración y lo intangible. Sin tierra ni agua suficiente, el riesgo es vivir desde el impulso sin sostén, tomar decisiones apresuradas o desconectarnos emocionalmente de lo que hacemos.
Este es un mes en el que podemos atrevernos a brillar; solo hay que hacerlo con humildad. Cuestiona a tu ego, reescribe los viejos relatos, suaviza tus defensas y encuentra un equilibrio entre el deseo y la empatía. Sin anclaje emocional ni estructura, el fuego puede consumir en lugar de transformar. La clave estará en encontrar una llama interna que inspire sin quemar, y en hacer espacio para el corazón.